Puente Viejo
Tinta/papel, 16x11
Serie: El Ourense perdurable.
CON TRAJANO Y SIN TRAJANO, he aquí el puente renombrado de mar a mar. Le basta la gótica arrogancia con que salta el Miño. Pasadlo con respeto, los que venís del Norte. Y al final, quitad el sombrero y rezad una Salve, que allí está la Virgen por quien el rio “vai caladiño”. Pasad como peregrinos, que excelentes caballeros no lograron pasarlo, y llevadlo siempre en la memoria.
Vicente Risco
EL PUENTE,- Si damos fe a la leyenda el emperador Trajano fué un gran pontífice, en el sentido primigenio de la palabra. Se le cuelgan todos los puentes que tienen pátina ¿Y por qué no también este “emperador de los puentes”, del cual se decía con ponderación en otros tiempos que por debajo podía pasar arbolado un navío? Las piedras almohadilladas afloran en sus bases. No hay, pues, duda de que es romano. A comienzos del siglo XIII, el obispo D. Lorenzo, confesor y amigo del rey San Fernando, lo levantó de nuevo. Vuelve a reconstruirse en los siglos XIV y XV, y en el XVII, en la entrada que da a la ciudad, se alza una torre, tal como figura en el escudo de armas que se adoptó en el XIX. Es una de las tres cosas que hay en Ourense y que no hay en España. Y esto ya es decir mucho.
Ferro Couselo
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